domingo, 22 de mayo de 2016

Habas - Bonilista

Habas
 

El chovinismo es una enfermedad que se quita viajando. Pero si malo es creer que lo tuyo es mejor que todo, aún es peor vivir lastrado por complejos que te impidan valorar y disfrutar lo que tienes cerca.
 
La semana pasada me resultó imposible no fisgonear una conversación ajena entre Analía Plaza, Daniel Seijo, Carmen Bermejo y Thiago Ferrer en Twitter. Espero que sepan disculparme, pero sigo a casi todos y, por mucho que uno intente ser discreto, mi timeline me golpeó en la cara con el pesimismo y desprecio de Carmen y Analía hacía el país en el vivimos y construimos entre todos.
 
Entiendo la queja de Analía que inició la conversación -y, en el fondo, la comparto- pero no los derroteros por los que derivó. Es evidente que España no es perfecta -ningún país lo es- pero también es cierto que no viene mal, de vez en cuando, recordar que en todas partes cuecen habas. En todas.
habas
Comenzaba Analía criticando nuestra industria periodística nacional, algo que me llamó la atención porque, aunque es difícil imaginar un sector con mayor paro, precariedad y bajos salarios que el Periodismo en este país, esa misma semana el mundillo estartapil había estado revuelto con el escándalo de uBeam.

uBeam es una startup americana que pretende crear la tecnología necesaria para cargar baterías eléctricas mediante ultrasonidos, sin cables ni enchufes. Algo que, sobre el papel, no sólo parece ACOJONANTE sino maldita ciencia ficción. Y, desgraciadamente, puede que finalmente lo sea.

La prensa especializada empezó a hacerse eco de los post escépticos con la viabilidad de la tecnología de uBeam que, desde hacía más de un mes, había estado escribiendo Paul Reynolds -antiguo Vicepresidente de Tecnología de la compañía- en su blog personal que, por cierto, lleva como título “Mentiras, Malditas Mentiras y Noticias de Startups”. Toda una declaración de intenciones.


Reynolds se quejaba de todo el bombo que había dado la prensa a Meredith Perry –la fundadora de uBeam, a la que la revista Fortune había llegado a denominar “la próxima Elon Musk”- y a su tecnología, sin tener una mínima prueba palpable de que esta funcionaba. Según Reynolds, muchas startups disfrutan de una promoción inmerecida, proporcionada por una prensa dócil e indulgente.

No era la primera vez que sucedía algo parecido. La historia de Theranos también cuenta con una fundadora joven –esta vez, considerada “la Steve Jobs femenina”- y una tecnología revolucionaria que, en teoría, permite hacer análisis de sangre sin necesidad de usar jeringas con grandes agujas, sólo con un diminuto pinchazo en el dedo.


Sin embargo, parece que la revolucionaria y secreta tecnología de Theranos no era tal y la calidad de sus test dejaba mucho que desear. Una vez más, tuvieron que ser publicaciones científicas y no la prensa tecnológica las que destaparan las irregularidades y discrepancias que escondía el marketing de una compañía que llegó a estar valorada en 9.000 millones de dólares.

Pero no nos quedemos en la calidad y rigurosidad de la prensa de uno u otro lugar. En la conversación en Twitter, Analía se quejaba de que “España es cutre”… y puede que tenga razón, pero puestos a sacar roña, podemos rascar prácticamente en cualquier sitio.

El creador del programa informático que simulaba la asistencia de su equipo de ventas a cursos online, necesarios para poder vender seguros de forma legal, no vivía en el barrio de Triana ni se llamaba Ramón Rodríguez sino Parker Conrad -de los Conrad de Nueva York, de toda la vida- CEO y fundador de Zenefits, una empresa con una historia que demuestra que la realidad, siempre supera a la ficción.


El empresario que estableció un salario mínimo de 70.000 dólares para todos sus empleados justo después de que su propio hermano y copropietario de la compañía le demandara por ponerse a si mismo un salario de un MILLÓN, no es el típico lince ibérico sino el apuesto Dan Price, CEO de Gravity Payments, que esconde más de un secreto inconfesable.

Más allá de cutres y cutradas, no quiero dejar de mencionar una de las frases lapidarias con las que Carmen intervino en la conversación: “Es España entera. Todas las estructuras se basan en relaciones personales y favores, en vez de meritocracia”. También puede que tenga razón, pero me hizo recordar la conversación que esa misma semana habíamos tenido con un inversor con una dilatada experiencia llevando –y vendiendo- empresas españolas en Silicon Valley.

Cuando le presentamos nuestro plan de inversión y le explicamos que parte del dinero queríamos dedicarlo a mandar a nuestro CEO a los Estados Unidos, nos advirtió “Tened cuidado con eso. Ir a Estados Unidos implica mucho dinero. No sólo por lo que cuesta vivir allí sino porque Silicon Valley es un sitio endogámico y cerrado. Si no contratáis a alguien allí que os pueda introducir y daros contactos, NADIE OS HARÁ NI CASO. Y contratar allí es muy caro. Si alguien no tiene un sueldo astronómico sólo puede ser porque es muy malo”.

¿Sabéis qué? Tengo que reconocer que, probablemente, Analía y Carmen tengan razón en todo. Sólo he utilizado su conversación para plantear si no somos nosotros los que tenemos los peores prejuicios en contra nuestra. Para comprobarlo, os propongo un sencillo ejercicio.

En este video, podéis ver la típica historia que suele subir a Snapchat todos los días Justin Kan, fundador de Twitch y socio en la famosa aceleradora de startups Y Combinator. Antes de seguir leyendo, por favor, ved el video… ¡serán sólo cinco minutos! Seguro que a la mayoría os cae simpático y a alguno os parecerá lo más cool que hayáis visto en mucho tiempo.


Ahora, imaginad un video similar protagonizado por un emprendedor nacional que haya vendido con éxito su empresa. ¿Os imagináis a Nacho Gonzalez, Iñaki Ecenarro o Eduardo Manchón dando vueltas encima de un hoverboard con unas gafas surferas, haciendo bromas malas mientras os recomienda que ejercitéis vuestro “músculo de la libertad”?

Comparad lo que habéis pensado al ver a Justin hacerlo en su video y lo primero que os ha venido a la cabeza al imaginar a un compatriota haciendo algo similar. Dejo que vosotros juzguéis vuestra propia respuesta.

 
 
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